Una mesa para todos

En un mundo lleno de etiquetas y grupos excluyentes, se hace necesario hacer un lugar en la mesa para el marginado, para que deje de comer migajas y se siente junto a otros a la mesa. Incluir al Excluido es la tarea en este mundo. Salgamos en búsqueda de los que no están, hagamos un lugar al marginado en la mesa de la felicidad.

jueves, 14 de octubre de 2010

Fin de la huelga, comienzo de algo


Después de casi tres meses de huelga de hambre mapuche, los últimos diez comuneros en Angol, decidieron deponer la huelga, aceptando los gestos que el gobierno hizo para la solución del conflicto en particular y atendiendo a razones humanitarias.

Con el fin de la huelga de hambre se abre una nueva etapa, que esperamos sea mas fructífera que los últimos doscientos años. En efecto, las demandas del pueblo mapuche son muchas más y de mayor profundidad que la sola reforma de la ley antiterrorista. Es importante que la opinión pública entienda que el pueblo mapuche es mucho más amplio que 34 comuneros e incluso que la CAM. Que la

s mas de 2000 comunidades mapuches existentes tienen realidades y necesidades variadas, algunas son comunes, otras, particulares.

Importantes también es aclarar que no solo hay demandas “históricas” sino otras muy actuales. Los comuneros, aunque tengan sus tierras en forma regular, siguen teniendo problemas con sus derechos de aguas, cuestión que les impide, en parte, desarrollar la actividad productiva que más frutos puede darles, la actividad forestal. Al igual que el pueblo Rapa Nui, el pueblo mapuche está viendo como su lengua, parte importante de la cultura de cada pueblo, se ha ido perdiendo. Ven como el Estado Chileno no ha hecho esfuerzos por preservar el mapudungun, como hasta e los colegios rurales se enseña inglés, pero ni en las escuelas de alta afluencia mapuche, se introduce el mapudungun.

Y claro, tenemos situaciones históricas que solucionar, pero que afortunadamente tienen soluciones que podemos imitar de otros países. El tema de la autonomía territorial sigue siendo una solución sin discutir. El hecho de darle al pueblo mapuche cierta autonomía sobre un territorio delimitado puede parecer alocado, pero es una solución que han adoptado varios países de Latinoamérica y el resto del mundo. Y no tiene otra base que reconocer que habitaron nuestras tierras antes que nosotros y que viven según una cultura y una cosmovisión que en varios aspectos, es incompatible hasta con nuestro sistema jurídico.

Aunque, claramente, la integración del pueblo mapuche, necesita de un gesto que se les ha negado por años, que es el reconocimiento constitucional como pueblo originario. Lamentablemente el proyecto de reforma constitucional que otorga reconocimiento a los mapuches como pueblo originario, ya no ostenta el estado de urgencia que había impuesto el ejecutivo, haciendo su tramitación aun más lenta en el Congreso.

Claramente hay temas políticos, jurídicos, técnicos y sociales que hay que discutir, el momento es ahora. El gobierno y el pueblo mapuche deben conversar y actuar para cambiar progresivamente la actualidad de las comunidades mapuche, para integrarlos a la identidad nacional sin alterar mayormente su cultura y sus raíces. Es hora de integración y aceptación, de justicia y fraternidad, porque no es una lucha, debe ser un proceso de colaboración.

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