Una mesa para todos

En un mundo lleno de etiquetas y grupos excluyentes, se hace necesario hacer un lugar en la mesa para el marginado, para que deje de comer migajas y se siente junto a otros a la mesa. Incluir al Excluido es la tarea en este mundo. Salgamos en búsqueda de los que no están, hagamos un lugar al marginado en la mesa de la felicidad.

lunes, 8 de agosto de 2011

El fracaso nuestro


Siguiendo con mis andanzas por Santiago, me gustaría compartirles otra experiencia personal, pero que seguramente todos podrán entender, o al menos, intentar comprender.
Anduve haciendo algunos trabajos de invierno en la capital, trabaje en las hospederías del Hogar de Cristo y visitando familias en los sectores más vulnerables de Santiago. Conocí la José María Caro, Villa Francia y varias de esas poblaciones estigmatizadas por la crónica policial. Pero un día me toco ir al sector alto de la capital (odio esa frase pero es para que me entiendan)con un amigo santiaguino. Andábamos por providencia y de repente mi amigo para y me dice: ¿conoces esta parroquia? No, le dije. Nos paramos, la miramos y me explica que era la Parroquia de El Bosque, la de Karadima. Y ahí estaba ese inmenso edificio, en medio de un sector económicamente acomodado, mimetizado con su entorno. Una parroquia gigante, con jardines hermosos, opulentos y señoriales, como el mismo Karadima.

Fue raro, nos miramos, respiramos un segundo, y cabizbajos, seguimos caminando. Me invadió una sensación de fracaso enorme. Me encontré de repente con un lugar donde mucha gente sufrió, donde durante años ejerció como pastor un hombre evidentemente enfermo y manipulador, que no solo abuso sexualmente de jóvenes sicológicamente vulnerables, sino, revelaba secretos de confesión y ejercía un dominio extremo entre sus parroquianos, casi como un señor feudal.

No me voy a referir más a Karadima, que la justicia haga que pague sus pecados, que paguen los que lo encubrieron y que la verdad salga a la luz. Lo que me pasa es que uno se entristece con el fracaso.

Duele sentir como hemos fracasado en nuestra tarea de dar a conocer el evangelio, como hemos fallado en la defensa de las personas, en la lucha contra la pobreza y en la práctica del amor. No todos, no siempre, pero hemos fallado. Quizá sea inevitable fracasar en algo, puede ser, pero no se puede avalar el fracaso ni el mal, no se puede tapar y defender.

Uno se siente más comprometido que nunca a amar, a gritar sobre la injusticia, a dar la vida por el evangelio, a moverse y actuar, como lo hizo Cristo. Hay tantos que viven  su vida por los demás dentro y fuera de la Iglesia, ojala sigan sumando. Que Dios nos acompañe para derrotar la injusticia que se cuela en nuestras filas, para hacer frente al poder anquilosado  y la tentación de la vanidad.

No pretendo demostrar nada con este post, solo contarte que siento el fracaso nuestro, que daña y hiere, pero que también interpela a otro tipo de fracaso, ese que viene cuando enfrentas a los poderosos y potentados, cuando das la vida por la justicia y el amor puesto más en obras que en palabras. En el mes de la solidaridad, le pido a San Alberto Hurtado que me guie, a Cristo que me llame, para poder cumplir la tarea. Para levantar la voz  frente a la mentira y la maldad, dentro y fuera de la iglesia, in importar las consecuencias.






jueves, 14 de julio de 2011

Debajo de la Mesa

En la línea del post anterior, profundizo la idea en el siguiente escrito.


Estos días he estado en Santiago, por las calles pueden verse los lienzos de los liceos en toma por el movimiento por la educación aun quedan resabios de pancartas y grafitis en contra de HidroAysen, posters en las paredes invitando a la marcha por la diversidad sexual y cuanta otra marcha o protesta haya ido convocada.

Hoy presencie la última parte de la marcha estudiantil, donde decenas de miles de jóvenes se manifestaban por el precario estado de nuestra educación y pedían cambios profundos, en busca de una mayor igualdad y una mejor educación que ayude a sacar de la pobreza y la ignorancia a millones de personas. Pero en medio de tanta protesta por la educación, hidroaysen, diversidad sexual, paro de Codelco, hay ciertas cosas que pasan piola que se nos meten por debajo de la mesa y quedan sin voz, porque nadie las escucha.

En estas semanas se ha estado discutiendo el salario mínimo, un mínimo tan necesario para los más pobres, que son los más afectados por las alzas de precios y que muchas veces no pueden optar a otra cosa que solo un salario mínimo, generalmente por limites educativos. Y me duele ver como esto pasa como si nada, el gobierno envía veto al proyecto por haber sido rechazada su propuesta, menos a la de la oposición, y nadie dice nada. Nos estamos acostumbrando a hablar de “debate nacional” en varias materias, pero nadie discute sobre el aumento del salario mínimo, ni siquiera hay suficientes estudios que se refieran al impacto del aumento del salario en el desempleo, como si a nadie le importara.

Este invierno está siendo de los mas fríos de la década con temperaturas extremadamente bajas, ya han muerto 5 personas por hipotermia y nadie dice nada. Son pocos lo que se preguntan porque hay cada vez mas adultos mayores en situación de calle, porque las familias abandonas a las más viejos y enfermos, sin juzgar a nadie (entendiendo que pueden haber heridas más profundas de lo que uno ve en ese actuar) y tampoco justificándolo. ¿Porque nos quedamos tranquilos sabiendo que hoy aun muere gente de frio por no tener un techo donde dormir? ¿A caso las protestas por una sociedad más justa e igualitaria no tienen que ver con que estas cosas no pasen? A veces se nos olvida que nuestras demandas deben estar dirigidas a que las cosas cambien en concreto, un sueldo mínimo justo  y digno, techo para los más pobres, una educación que nos ayude a desarrollarnos con la mayor plenitud posible en nuestra vida, no más hambre ni frio, no mas soledad.

Por eso quisiera tener la influencia necesaria para hacer un llamado a los medios de comunicación, a no dejar de lado cosas tan importantes como  las arriba mencionadas, no se nos pueden quedar bajo la mesa, pues son la base de nuestros deseos de cambio, son la muestra  concreta de nuestra desigualdad, de la herida de la indiferencia por el más necesitado, por el excluido. Que no se nos olvide, si los pobres y los indigentes no pueden marchar por sus derechos, seamos nosotros sus portavoces, sino, solo seremos una horda furiosa peleando por reforma de papel, sin pensar en el dolor concreto de millones de personas.

jueves, 23 de junio de 2011

El rostro de los anhelos


La noticia de dos indigentes que murieron de hipotermia en Santiago puede pasar desapercibida entre tanto revuelo por HidroAysen, la reforma educativa y cuanta protesta aparezca por un Chile más justo e igualitario, pero es justamente la consecuencia más nefasta de la desigualdad social y la indiferencia por el que más necesita, la muerte de una persona por no tener techo ni abrigo.

Se podrá discutir mucho sobre las causas que llevan a la gente a convertirse en indigentes en la calle. Muchos hablaran de gente floja, de drogadictos, de locos y hasta delincuentes. Y quizá haya de todo de entre la gente en situación de calle (como llamamos ahora a la gente que vive en la desprotección de las cunetas), pero no podemos pasar por alto que sea cual sea la causa, hay un sistema que la avala y a veces la potencia. Quien sabe las frustraciones y dramas con la que ha vivido esta gente, sus traumas de infancia, la mala educación, una enfermedad no tratada por problemas económicos, o simplemente víctimas de la exclusión social.

Muertes así de crueles no pueden pasar desapercibidas, porque atentan contra el sueño de un Chile justo y solidario. No nos puede parecer normal que la gente muera de frio en la calle. Es en estas circunstancias donde toda la lucha por la igualdad debe tomar más sentido. Cuando vemos a pobres sufriendo, a gente enferma sin poder atenderse, a gente engañada y abusada por el sistema económico, a gente discriminada y excluida, a jóvenes sin educación caer en la delincuencia o en la droga y cuanta otra triste imagen, deberíamos recordar que todo lo que hacemos es para que lo anterior no ocurra.

Hay que ponerle cara a nuestros deseos, ponerle nombre, sino, se quedas solo en la discusión metafísica, en la reforma del papel. Nos hace olvidar que cuando fracasamos, hay miles que siguen sufriendo. La reforma de una ley o la constitución no es solo consagrar un ideal y coronar una lucha ganada, es cambia la vida y el futuro de miles, que siempre ha quedado fuera, para hacerlo volver a la vida.

Está comprobado que lo jóvenes con menos posibilidades de educarse y por ende de optar a un mayor desarrollo, ven coartada no solo la posibilidad de un mayor ingreso económico, sino, que influye en la expectativa que tiene de su vida, y finalmente, de su felicidad. Tal vez algo de eso había en las dos personas que murieron esta semana y en los cientos que han muerto en los últimos años en la calle y en el olvido.

La reforma de la educación no es solo corregir un modelo heredado de la dictadura y administrado por la 
Concertación, es dar un paso para que nuestros niños y jóvenes se alejen de las drogas, la delincuencia, para que sean más felices y plenos, para que juntos contribuyamos a un mundo mejor. Es educarnos para no dejarnos pisotear, para desarrollar el espíritu y poder amar mejor, para aumentar la igualdad y no dejar que el frio los mate, o el hambre.

Los anhelos tienen rostros, nombres e historias, hay gente que sufre y otros que sufren por ellos, no hay solo números, hay personas, que no merecen seguir viviendo en el frio de la indiferencia.


martes, 21 de junio de 2011

El desafío de la unidad



Chile vive una época convulsionada. Se han sucedido una serie de protestas ciudadanas para demostrar el descontento con el panorama político y pedir reformas profundas y urgentes. Hay preocupación por la crisis energética y la ambiental, por la hecatombe de la educación y del sistema de salud público, escalofríos por la horrible desigualdad social y una necesidad urgente de disminuir la delincuencia y la violencia. Pareciera que los últimos 20 años pasaron muy rápido, y que todo lo que se reconstruyó con la vuelta de la democracia ya quedó obsoleto. Quizá marca el fin más claro de la transición, para dar paso a una ciudadanía que quiere diseñar un país con más altas exigencias democráticas, ya no solo con lo que se puede, sino con lo que se debe y se quiere.

En esta lógica ha transcurrido lo que parece la segunda parte de la “revolución pingüina”, pero que ahora es más profunda e incluye la educación superior,  con universitarios y profesores invitados al reparto, marchando y manifestándose por un cambio en la calidad e igualdad de la educación chilena.  Y así nos hemos quedado viendo y participando de un nuevo movimiento por la educación, que desplazo la atención pública de HidroAysen a las tomas de liceos, colegios y universidades, esperando que esta vez el poder político no lo ahogue y minimice como ocurrió con la revolución pingüina original, que termino con una comisión que llegó a una conclusión tan básica como que era necesario reformar la LOCE.
Aunque lo difícil está por venir. Porque hasta ahora todo transcurre como siempre, un gran problema, un gran descontento, pero varias propuestas y visiones, varios grupos y demasiados intereses. Entonces el desafío por delante es como llevar a la meta, triunfante, un movimiento tan importante y trascendental. El desafío es avanzar en la unidad, sin llegar a la uniformidad, sino en diversidad, hasta llegar a un punto donde encontremos una solución concreta que produzca un cambio profundo.

Lo complejo es como desarrollar estrategias de entendimiento y participación amplia entre profesores y estudiantes. Como lograr que la mayoría del alumnado participe utilizando los canales correspondientes de participación, como hacer que los profesores se comprometan al cambio de la educación y participen de la solución, aunque la mayoría de los docentes no esté afiliada al colegio de profesores. Como hacemos para que los partidos políticos no se roben este movimiento para fortalecer sus cuadros o utilizarlo de moneda de cambio, porque si bien este es un problema político-social, hoy los partidos, que no son representativos de la participación ciudadana, no pueden pretender que la solución salga solo de ellos, pues la mayoría de la ciudadanía quedaría excluida.

La participación es fundamental, el orden también, así como la apertura y el dialogo. Nadie es dueño de la verdad ni de la educación, si un sector determinado pretende imponernos a todos de sus propuestas  sin tomar en cuenta a los demás, no está haciendo nada distinto a los últimos gobiernos, porque impone su verdad, sin dialogar y compartir en la unidad y comunión con el resto de las personas, lo que al final sigue siendo poco democrático, una cosa es convencer y otra imponer, el convencimiento necesita de un ejercicio dialéctico, donde el debate es enriquecimiento y no lucha, para llegar a una verdadera síntesis (disculpen por lo reduccionista de mi ejemplo de dialéctica Heggeliana)

Entonces las preguntas están lanzadas ¿Cómo se fortalecen los canales de participación estudiantil, para que la mayoría participe? ¿Cómo logran los docentes articular su participación si su ente representante no cuenta ni siquiera con la filiación de un cuarto del profesorado? ¿Qué estrategias de trabajo y debate utilizamos para que la reforma sea producto de un debate ciudadano y representativo? Ojala se me ocurrieran las mejores respuesta.



viernes, 10 de junio de 2011

Rompiendo el miedo


Después de la muerte en cruz de Jesús hubo un gran silencio. El silencio de la muerte se apodero de todo, espanto a los apóstoles e hizo a Pedro negar a Cristo tres veces. Ya nada tenía sentido, todo lo que parecía verdad se esfumaba con la muerte del mesías, el maestro que venía a liberar a los Judíos del yugo romano.  Todo es silencio, el maestro que sano y predico la palabra como nadie ha muerto, los apóstoles están solos y con miedo ¿Cómo continuar si el líder ha ya no está? Nadie les enseño a seguir solos este camino. Los persiguen y aborrecen por culpa de Cristo. El miedo se apodera de todo, hay demasiado silencio.

Todo parecía perdido, caminan rumbo a Emús sin reconocer a Cristo que camina con ellos, cuando lo logran, el desaparece. Se reúnen con miedo a sus perseguidores y Cristo, el mesías, los calma con su presencia. Pero todavía no es suficiente. Todos estaban callados, aun no se atrevían a anunciar el evangelio. Y aunque de a poco se convencían de que Jesús es el Cristo, el miedo i la incertidumbre aun pueden mas. Es por eso que 50 días después de la pascua llega el Espíritu Santo como si fuera lenguas de Fuego. Y todo cambio.

Los asustados y temerosos hablaban ahora en lenguas. Pedro se atrevió a dar un discurso público y bautizar a miles de personas.  Comenzaba la misión de la iglesia. El miedo a la persecución se convertía en entrega gratuita a Cristo nuestro señor, y en acción valiente por el que más necesita. Ya no son los mismos, todos sus defectos y miedos pueden ser ahora superados por la fuerza del espíritu son fuertes en la fragilidad.

Con el Pentecostés  comienza la iglesia, con el Espíritu Santo Dios nos acompaña hasta el final de los tiempos, aunque parezca trabajo duro el espíritu esta aquí. Hoy más que nunca el espíritu debe inflamar de amor nuestros corazones y llenar de verdad nuestras vidas. Porque haremos frente a la adversidad y la injusticia y lucharemos contra el enemigo, en amor y fragilidad. El fuego del espíritu es guía y fuerza, es la luz del camino, es Cristo con nosotros.

Que el cielo se inflame con el fuego del espíritu, para que seamos capaces de difundirlo por la tierra, por los que sufren, por los que aman. Ya se acabo el tiempo de la cobardía aunque haya persecución no debemos escondernos, más que nunca es necesario anunciar y denunciar, en nombre de Cristo nuestro Señor.

jueves, 2 de junio de 2011

Como las grietas del suelo


Si alguna vez han caminado por las calles del centro de Antofagasta, se habrán dado cuenta de la gran cantidad de grietas que tienen las veredas. Es difícil caminar con tanto hoyo en la calle, las mujeres con tacos sufren todos los días los sinsabores de recorrer calles totalmente destruidas y abandonadas. Si te desplaza a una población veras que no hay veredas, la gente camina por el medio de la calle exponiéndose siempre a graves accidentes. La pregunta que nace es quien es responsable por el cuidado de las calles ¿el gobierno regional o la municipalidad? Es casi incomprensible que en una ciudad industrial pujante, que se convierte rápidamente en un punto estratégico de negocios en la región y que además es la capital mundial de la minería, nadie se preocupe de la prolijidad de nuestras calles aunque sea por buena imagen.

Esto me hace pensar en algo más profundo. ¿Quién se hace cargo de las grietas de nuestra sociedad? Así como en las calles, las grietas no dejan avanzar, en el tejido social tampoco. Las grietas son más dolorosas en una sociedad excluyente y que cobra cada día miles de heridos. Las grietas son profundas en una ciudad con una concentración económica líder a nivel nacional, que en su estructura es tan segregada  como para alejar por kilómetros a ricos de pobres.

La grieta que se abre asecha como trampa de cazador, esperando para atrapar a su presa hasta que venga su verdugo, o hasta que un depredador más grande que la victima acabe con ella. Puede parecer una alegoría un poco dura, pero no por eso menos cierta. Quizá no siempre hay mala intención, pero el sistema funciona así, mientras unos suben muchos bajan y se quedan atrapados e indefensos. Algunos lograrán salir con mucho esfuerzo, pero ese número tiene un techo, limitado por las probabilidades.

Antofagasta es una ciudad con mucho dinero. Capital mundial de la minería, ciudad pujante como plataforma de negocios con nuestros países vecinos y asentamiento de las más grandes multinacionales existentes, es claramente una ciudad poderosa económicamente. Sin embargo, dicha modernización y poder no les llega a todos. Es cierto que hemos avanzado, pero la desigualdad es enorme, la diferencia de oportunidades es profunda y la segregación social dolorosa.

Esa es la grieta de una ciudad que deja en ella muy poco de lo que produce, y de lo poco deja mucho en un grupo pequeño, dejando a la mayoría casi solo con sobras. Es injusto y doloroso y como siempre, nadie se hace cargo. Porque todos quieren ser parte de la solución, pero pocos quieren luchar de verdad contra el problema, nadie quiere correr la carrera pero todos quieren estar en el podio.

Así, nuestras autoridades políticas, comunales y regionales, quedan en deuda con nosotros los ciudadanos, porque ninguno de ellos parece estar pensando en cambiar las cosas, tampoco nuestros parlamentarios, que piensan más en Santiago que en nuestra región, piensan más en el poder de sus partidos y en sus pretensiones presidenciales que en estrategias para mejorar la distribución del ingreso, disminuir la desigualdad y la pobreza y acabar con la segregación social, desde los lugares que a cada uno les corresponde.
Asi como las grietas de la calle no nos dejan avanzar, las grietas de nuestra sociedad también nos atrapan, dejando muchos lesionados en el camino.

domingo, 22 de mayo de 2011

Yo Soy


De una persona que vivió lo que cuenta...
                                                                              Nathan Stone sj

                Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, dice el Señor.  Juan 14:6

                Estaba recordando mi primera visita a la Vicaría de la Solidaridad, al lado de la Catedral, Santiago de Chile, 1979. Allí, la Iglesia y la izquierda trabajaban juntos para defender los derechos humanos y alimentar a los hambrientos.  La mera existencia de esa oficina en el segundo piso de la librería Manantial era un testimonio conmovedor de la fraternidad humana.
                Años después, tuve un profesor en la Universidad de Texas en Austin, eminencia en letras, que escandalizaba a estudiantes preguntando principio consensual compartido por cristianos y marxistas.  Él era metodista bíblico de la antigua escuela.  Decía que los dos se comprometían con la dignidad universal del ser humano.  No me sorprendía.  Por eso podía existir esa Vicaría.
                Dignidad universal de ser humano son palabras fuertes.  En toda comunidad, hay una tendencia a crear jerarquías de dignidad que pronto se transforman en escalafones de quiénes realmente tienen dignidad y quiénes, no; quienes son personas respetables y quiénes, no; entre quiénes tienen derechos y quiénes están en el mundo para ser explotado y despreciado. 
                En aquellos tiempos, Iglesia e izquierda aplicaban metodología participativa y usábamos la palomita de la paz al cuello.  Nos tratábamos de , nos concientizábamos y nos comprometíamos con la causa.  Se parecía a la mesa redonda del cristianismo primitivo, donde todo se compartía y todos comían del mismo pan.  El aporte de cada uno era importante en la elaboración de un proyecto común de suma urgencia: el Reino de Dios, o bien, una sociedad sin injusticias.
                Llamó la atención, cuando entonces, un día, escuché lo siguiente: Compañeros, muy bueno nuestro proyecto, pero han llegado órdenes de Moscú, y tenemos que hacer todo lo contrario.  O sea, feliz que todos se crean el mito de la igualdad fraterna, pero la verdad es que hay una estructura externa que nos manda con autoridad ciega, absoluta e incuestionable.  Hasta ahí duró nuestro ecumenismo con las juventudes comunistas.  Como chicos católicos, no nos interesaba dar la vida por la causa oculta de algún señor que vivía en otro hemisferio. 
Hoy, me pregunto si las órdenes de Moscú no existen aún.  En la Iglesia, sería una tremenda contradicción.  Los hermanos en la fe comemos del mismo pan y somos animados por el mismo Espíritu.  La comunidad laical y ministerial no tiene porqué temer la participación real.
Más fuerte nos pareció la advertencia, en una noche de confianza entre los humos de las barricadas encendidas y la audacia del caceroleo, un dirigente que afirmó con fervor, Prepárate, compañero, porque después de la victoria, viene la estalinización.  Se refería a la purga realizada por Joseph Stalin en la Unión Soviética para eliminar a sus propios partidarios menos ortodoxos en su marxismo, o bien, menos entusiastas en la adulación de su persona.  Murieron millones. 
Lo primero que llamaba la atención era la idea de que iba a haber un después de la victoria.  Nuestras barricadas eran muy poca cosa contra los tanques y ametralladores del General Pinochet.  Más profundo y doloroso, sin embargo, fue constatar el hecho de que el compromiso con la dignidad universal del ser humano era solo un discurso.  Imposibleestalinizar a un hermano.  La lucha por la justicia se había transformado en una lucha por el poder.  La fraternidad universal se había transformado en culto a la personalidad.
                  En la Iglesia, hay una tendencia a tomar la frase de Jesús, Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, como una declaración de guerra que afirma que las estructuras y sus encargados son la vía única y auténtica de salvación mundana y eterna.  Muchos creen que su parroquia, colegio, pastor o movimiento es el camino exclusivo.  Han comprendido la frase al revés.  Me explico. 
                Jesús dice, YO SOY.  En hebreo, sería el Nombre Sagrado del Padre de Jesús, (YHWH), el vocablo silenciado por respeto.  Eso quiere decir que ningún movimiento, ni institución, ni ministro, ni estructura, por santo que sea, puede asumir el lugar de Cristo como cabeza y piedra angular.  Él es, y sólo él.  Sin desmerecer su opción de vivir una vida verdaderamente humana y solidaria con el género humano, él es también, totalmente, otro, diferente y trascendente
                La alteridad total de Cristo Resucitado no es un motivo de distancia entre la cabeza y su cuerpo.  Es, al contrario, nuestra salvación.  Pese a la flaqueza y mezquindad de la institución humana, él es fuerte, coherente y bondadoso: infinitamente compasivo y solidario. 
                Si logramos reconocer al Resucitado, vivo y presente, como único intermediario con su Padre que también es infinitamente bueno; si logramos dejar de lado el culto a la personalidad y la idolatría a las instituciones; entonces, volveremos a sentarnos juntos en la misma mesa como hermanos y hermanas, compañeros y compañeras. 

jueves, 19 de mayo de 2011

En soledad


Hay una diferencia entre estar solo y sentirse solo. A mi me gusta escuchar música solo en mi pieza por la noche y lo disfruto. A todos nos gusta tener privacidad y momentos para estar con uno mismo. Pero sentirse solo, abandonado, sin nadie a quien recurrir, a quien amar o que te ame, eso, eso es distinto. Nadie debería sentirse solo, nadie debería llegar al extremo de desesperarse por sus dolores y preocupaciones. Cuando eso pasa quiere decir que algo hemos hecho mal nosotros, los que deberíamos estar cerca como amigos, pareja, hermanos, padres, etc.

Hace unos días se suicido un conocido cura.  Calama tiene los índices nacionales más altos de suicidio juvenil. En Antofagasta cada cuanto se suicida alguien. Las tasas de depresión son altas. Veo gente en triste en las calles, con la mirada clavada en el suelo, utilizando sus Blackberry de última generación, para escapar de un mundo que se le hace duro. ¿Y dónde estamos nosotros? Los hemos dejado solos, les hemos quitado la posibilidad de mostrar sus debilidades y pedir ayuda. La depresión y el suicidio no son caprichos de las personas, don heridas profundas y medidas desesperadas. Se han quedado solos, todo lo que hay es silencio. Es cierto, cada uno debería tener cierta resiliencia y salir adelante, como muchos lo hacen. Pero su no podemos ayudar al más débil ¿cómo podemos hablar de caridad?

Las personas se están sintiendo solas, no se si es culpa de internet, del sistema económico, de los nuevos tiempos, de que ya no hay tiempo no lo sé, quizá no me toca saberlo. Lo que si se es que nos estamos dejando solos, hablamos menos, escondemos nuestros sentimientos sobre todo nuestras debilidades. Hay quien diría que nada de esto es cierto, pero se ve en la calle, la gente no está feliz. Es cierto que hay miles de motivos para deprimirse; la pobreza, la injusticia, perder a quien amamos etc. Pero la única razón para perderse en ese dolor es que nos quedamos solos.

Decir te amo ya no nos cuesta tanto, demostrarlo en acciones es más difícil. Tiende la mano al que está mal, no esperes que te pidan ayuda, hazlo antes de que te lo pidan, porque cuando lo hacen, ya puede ser muy tarde para hacer algo. Preocúpate de cómo está el otro aunque parezca que está bien, nuca se sabe lo que hay detrás de una sonrisa. Simplemente no dejemos a nadie solo, tampoco nos dejemos solos, el amor te salva la vida y nadie me convencerá de lo contrario. Este mundo nos lleva más a pelearnos que a amarnos, porque las peleas convienen, porque siempre hay alguien que pierde, en el amor, aunque pierdas, ya ganaste.




lunes, 16 de mayo de 2011

Servicio y gratuidad: dar la vida, para dar vida


Hay gente que no entiende, que no comprende, que no concibe el servicio a los demás desde un sacrificio personal. El servicio para muchos está bien cuando pueden seguir manteniendo una casa en barrio alto, con un buen auto y con varios lujos más allá del promedio necesario para vivir. Por suerte también hay muchos que están dispuestos a darlo todo por los demás, que no necesitan ni lujos ni poder, que han entendido que el amor es la única riqueza que agrada a Dios.

Siempre he pensado que debe haber personas que luchen por los más débiles, por el amor y la justicia desde todos los francos. Desde la cúpula y desde el fango, pero en la misma sintonía. Sin estorbarse, más bien colaborándose. Pero el que está arriba siempre corre el riesgo acostumbrarse demasiado al poder y los lujos, a la tranquilidad y terminara por quedarse ahí, en su tranquilo escritorio, si no pone alguna vez los pies en el fango, si no se contacta con el dolor y la pobreza. Una opción real por los pobres implica vivir al menos un poco de pobreza.

El que está en el fango a menudo puede terminar convirtiéndose en un “soldado” combatiente y furibundo, olvidando el amor y la cooperación, puede volverse contra el poder, olvidando que su tarea es devolver al poder donde corresponde, al servicio. El también debe aprender a dialogar con los de la cúpula, trayéndolos al fago, para que vean la verdad del dolor. Todo ha de ser cooperación.

El otro día me encontré con un amigo que por estos días se titula de Ingeniero Civil. El, en vez de trabajar para una gran empresa transnacional, como las que abundan en la región, quiere ser director de una fundación de ayuda a los más desposeídos. No parece nada raro, pero hay gente que no lo comprende, que no entiendo porque hipoteca su futuro, sin concebir que en esa tarea puede estar construyendo futuro.

Con otro amigo conversaba que me había gustado el trabajo que hacen unos jesuitas en la amazonia brasileña, yendo por los pueblos formando centros de protección de derechos humanos, sobre todo con los indígenas. Su tarea es ir donde los más débiles y darles herramientas para poder crecer, todo con amor. El tampoco entendía esa tarea, le costaba creer que alguien pudiera dejarlo todo para “perderse” en la selva y vivir “así”. Lo que él no entendía era el servicio desinteresado y sacrificado, fuera de la oficina cupular, si pudiera pensar en la colaboración entre ambos y no despreciar o desechar el trabajo de los demás, podría lograr mucho más de lo que cree, podría contribuir en verdad con la construcción del reino.

Pero nada de esto va por buen camino si no se hace con amor. Solo el amor es un buen motivo para dar la vida, el resto sería solo vanidad, o por el contrario, debilidad disfrazada de radicalidad, intentando hacer algo que nos alimente, que nos permita sentirnos menos débiles e inútiles, que nos llene el ego, que nos haga mejores. Quizá el triunfo está en la entrega gratuita total, dando la vida, para dar vida.

martes, 10 de mayo de 2011

No es solo HidroAysen



Así como Barrancones, la aprobación de HidroAysen, el proyecto hidroeléctrico mas ambicioso en la historia del país, ha desatada una vertiginosa lucha de declaraciones entre detractores y defensores del proyecto. Gente agitando pancartas y entonando canticos contra la central hidroeléctrica se han hecho comunes los últimos días. Los ambientalistas se enfrentan con vehemencia a los empresarios y autoridades que apoyan esta iniciativa de matriz energética, arguyendo el tremendo daño ambiental que se comete. Reservas ecológicas y parques nacionales serán arrasados por el proyecto, se prevén  consecuencias mayores a largo plazo como las alteraciones del ecosistema hasta la aceleración del descongelamiento de glaciares en los campos de hielo sur y norte, y por la información existente, parece la opinión más verdadera y verosímil.

Sin embargo, me pregunto porque estos furibundos ambientalistas espontáneos no ha dicho nada por las mas de 100 centrales a carbón que se han instalado en los últimos 20 años, o por la central de Tocopilla a base de Petcoke (basura toxica) que ha hecho que Tocopilla sea declarada oficialmente zona saturada por contaminación según la normativa ambiental vigente. Tenemos en Mejillones una termoeléctrica y sufrimos la contaminación y daño del ecosistema de muchas faenas mineras que no tienen escrúpulos en términos ambientales. Y así podría llenar varias páginas.

Tal vez sea porque la Patagonia es más bonita o porque sencillamente el daño es más grande. O quizá hay desconocimiento de lo que pasa en el país. No importa mucho por ahora. Lo que si importa es que Chile no tiene política energética a largo plazo, como casi en ninguna materia y eso es lo preocupante. La única política seria y congruente en el tiempo parece ser la económica, sobre todo durante los gobiernos de la Concertación. Sin duda la política económica en el mundo de hoy es muy importante, pero no si eso va en desmedro de casi todos los demás temas que deben importar en un país.

Quizá el argumento que mas me llamo la atención fue que Chile se lanza a una aventura Hidroeléctrica gigante que pretende salvar la crisis energética del país (pero que estará completamente operativa el 2024) cuando en el mundo esta y otras matrices emblema del siglo XX van en franca retirada. Y es esa mirada carente del largo plazo la que preocupa.

Porque al final uno sabe que el negocio es tan grande que nadie lo quiere soltar. Pero más preocupante es ver a un país que carece de políticas públicas de largo plazo y que ha entrado en crisis en casi todas sus materias: educación, salud, previsión, energía, etc. Sin duda no es solo HidroAysen y ojala los twiteros furibundos y los vehementes protestantes  lo entiendan, sobre todo los antofagastinos, que hemos visto morir a Tocopilla en un cruel silencio. Porque es esa falta de consistencia la que debilita el discurso y opaca la acción. Aunque tengo confianza en que con este tipo de eventos se puede tomar conciencia de largo plazo, tanto del pasado como del presente y futuro.