Una mesa para todos

En un mundo lleno de etiquetas y grupos excluyentes, se hace necesario hacer un lugar en la mesa para el marginado, para que deje de comer migajas y se siente junto a otros a la mesa. Incluir al Excluido es la tarea en este mundo. Salgamos en búsqueda de los que no están, hagamos un lugar al marginado en la mesa de la felicidad.
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lunes, 8 de agosto de 2011

El fracaso nuestro


Siguiendo con mis andanzas por Santiago, me gustaría compartirles otra experiencia personal, pero que seguramente todos podrán entender, o al menos, intentar comprender.
Anduve haciendo algunos trabajos de invierno en la capital, trabaje en las hospederías del Hogar de Cristo y visitando familias en los sectores más vulnerables de Santiago. Conocí la José María Caro, Villa Francia y varias de esas poblaciones estigmatizadas por la crónica policial. Pero un día me toco ir al sector alto de la capital (odio esa frase pero es para que me entiendan)con un amigo santiaguino. Andábamos por providencia y de repente mi amigo para y me dice: ¿conoces esta parroquia? No, le dije. Nos paramos, la miramos y me explica que era la Parroquia de El Bosque, la de Karadima. Y ahí estaba ese inmenso edificio, en medio de un sector económicamente acomodado, mimetizado con su entorno. Una parroquia gigante, con jardines hermosos, opulentos y señoriales, como el mismo Karadima.

Fue raro, nos miramos, respiramos un segundo, y cabizbajos, seguimos caminando. Me invadió una sensación de fracaso enorme. Me encontré de repente con un lugar donde mucha gente sufrió, donde durante años ejerció como pastor un hombre evidentemente enfermo y manipulador, que no solo abuso sexualmente de jóvenes sicológicamente vulnerables, sino, revelaba secretos de confesión y ejercía un dominio extremo entre sus parroquianos, casi como un señor feudal.

No me voy a referir más a Karadima, que la justicia haga que pague sus pecados, que paguen los que lo encubrieron y que la verdad salga a la luz. Lo que me pasa es que uno se entristece con el fracaso.

Duele sentir como hemos fracasado en nuestra tarea de dar a conocer el evangelio, como hemos fallado en la defensa de las personas, en la lucha contra la pobreza y en la práctica del amor. No todos, no siempre, pero hemos fallado. Quizá sea inevitable fracasar en algo, puede ser, pero no se puede avalar el fracaso ni el mal, no se puede tapar y defender.

Uno se siente más comprometido que nunca a amar, a gritar sobre la injusticia, a dar la vida por el evangelio, a moverse y actuar, como lo hizo Cristo. Hay tantos que viven  su vida por los demás dentro y fuera de la Iglesia, ojala sigan sumando. Que Dios nos acompañe para derrotar la injusticia que se cuela en nuestras filas, para hacer frente al poder anquilosado  y la tentación de la vanidad.

No pretendo demostrar nada con este post, solo contarte que siento el fracaso nuestro, que daña y hiere, pero que también interpela a otro tipo de fracaso, ese que viene cuando enfrentas a los poderosos y potentados, cuando das la vida por la justicia y el amor puesto más en obras que en palabras. En el mes de la solidaridad, le pido a San Alberto Hurtado que me guie, a Cristo que me llame, para poder cumplir la tarea. Para levantar la voz  frente a la mentira y la maldad, dentro y fuera de la iglesia, in importar las consecuencias.






jueves, 14 de julio de 2011

Debajo de la Mesa

En la línea del post anterior, profundizo la idea en el siguiente escrito.


Estos días he estado en Santiago, por las calles pueden verse los lienzos de los liceos en toma por el movimiento por la educación aun quedan resabios de pancartas y grafitis en contra de HidroAysen, posters en las paredes invitando a la marcha por la diversidad sexual y cuanta otra marcha o protesta haya ido convocada.

Hoy presencie la última parte de la marcha estudiantil, donde decenas de miles de jóvenes se manifestaban por el precario estado de nuestra educación y pedían cambios profundos, en busca de una mayor igualdad y una mejor educación que ayude a sacar de la pobreza y la ignorancia a millones de personas. Pero en medio de tanta protesta por la educación, hidroaysen, diversidad sexual, paro de Codelco, hay ciertas cosas que pasan piola que se nos meten por debajo de la mesa y quedan sin voz, porque nadie las escucha.

En estas semanas se ha estado discutiendo el salario mínimo, un mínimo tan necesario para los más pobres, que son los más afectados por las alzas de precios y que muchas veces no pueden optar a otra cosa que solo un salario mínimo, generalmente por limites educativos. Y me duele ver como esto pasa como si nada, el gobierno envía veto al proyecto por haber sido rechazada su propuesta, menos a la de la oposición, y nadie dice nada. Nos estamos acostumbrando a hablar de “debate nacional” en varias materias, pero nadie discute sobre el aumento del salario mínimo, ni siquiera hay suficientes estudios que se refieran al impacto del aumento del salario en el desempleo, como si a nadie le importara.

Este invierno está siendo de los mas fríos de la década con temperaturas extremadamente bajas, ya han muerto 5 personas por hipotermia y nadie dice nada. Son pocos lo que se preguntan porque hay cada vez mas adultos mayores en situación de calle, porque las familias abandonas a las más viejos y enfermos, sin juzgar a nadie (entendiendo que pueden haber heridas más profundas de lo que uno ve en ese actuar) y tampoco justificándolo. ¿Porque nos quedamos tranquilos sabiendo que hoy aun muere gente de frio por no tener un techo donde dormir? ¿A caso las protestas por una sociedad más justa e igualitaria no tienen que ver con que estas cosas no pasen? A veces se nos olvida que nuestras demandas deben estar dirigidas a que las cosas cambien en concreto, un sueldo mínimo justo  y digno, techo para los más pobres, una educación que nos ayude a desarrollarnos con la mayor plenitud posible en nuestra vida, no más hambre ni frio, no mas soledad.

Por eso quisiera tener la influencia necesaria para hacer un llamado a los medios de comunicación, a no dejar de lado cosas tan importantes como  las arriba mencionadas, no se nos pueden quedar bajo la mesa, pues son la base de nuestros deseos de cambio, son la muestra  concreta de nuestra desigualdad, de la herida de la indiferencia por el más necesitado, por el excluido. Que no se nos olvide, si los pobres y los indigentes no pueden marchar por sus derechos, seamos nosotros sus portavoces, sino, solo seremos una horda furiosa peleando por reforma de papel, sin pensar en el dolor concreto de millones de personas.

jueves, 23 de junio de 2011

El rostro de los anhelos


La noticia de dos indigentes que murieron de hipotermia en Santiago puede pasar desapercibida entre tanto revuelo por HidroAysen, la reforma educativa y cuanta protesta aparezca por un Chile más justo e igualitario, pero es justamente la consecuencia más nefasta de la desigualdad social y la indiferencia por el que más necesita, la muerte de una persona por no tener techo ni abrigo.

Se podrá discutir mucho sobre las causas que llevan a la gente a convertirse en indigentes en la calle. Muchos hablaran de gente floja, de drogadictos, de locos y hasta delincuentes. Y quizá haya de todo de entre la gente en situación de calle (como llamamos ahora a la gente que vive en la desprotección de las cunetas), pero no podemos pasar por alto que sea cual sea la causa, hay un sistema que la avala y a veces la potencia. Quien sabe las frustraciones y dramas con la que ha vivido esta gente, sus traumas de infancia, la mala educación, una enfermedad no tratada por problemas económicos, o simplemente víctimas de la exclusión social.

Muertes así de crueles no pueden pasar desapercibidas, porque atentan contra el sueño de un Chile justo y solidario. No nos puede parecer normal que la gente muera de frio en la calle. Es en estas circunstancias donde toda la lucha por la igualdad debe tomar más sentido. Cuando vemos a pobres sufriendo, a gente enferma sin poder atenderse, a gente engañada y abusada por el sistema económico, a gente discriminada y excluida, a jóvenes sin educación caer en la delincuencia o en la droga y cuanta otra triste imagen, deberíamos recordar que todo lo que hacemos es para que lo anterior no ocurra.

Hay que ponerle cara a nuestros deseos, ponerle nombre, sino, se quedas solo en la discusión metafísica, en la reforma del papel. Nos hace olvidar que cuando fracasamos, hay miles que siguen sufriendo. La reforma de una ley o la constitución no es solo consagrar un ideal y coronar una lucha ganada, es cambia la vida y el futuro de miles, que siempre ha quedado fuera, para hacerlo volver a la vida.

Está comprobado que lo jóvenes con menos posibilidades de educarse y por ende de optar a un mayor desarrollo, ven coartada no solo la posibilidad de un mayor ingreso económico, sino, que influye en la expectativa que tiene de su vida, y finalmente, de su felicidad. Tal vez algo de eso había en las dos personas que murieron esta semana y en los cientos que han muerto en los últimos años en la calle y en el olvido.

La reforma de la educación no es solo corregir un modelo heredado de la dictadura y administrado por la 
Concertación, es dar un paso para que nuestros niños y jóvenes se alejen de las drogas, la delincuencia, para que sean más felices y plenos, para que juntos contribuyamos a un mundo mejor. Es educarnos para no dejarnos pisotear, para desarrollar el espíritu y poder amar mejor, para aumentar la igualdad y no dejar que el frio los mate, o el hambre.

Los anhelos tienen rostros, nombres e historias, hay gente que sufre y otros que sufren por ellos, no hay solo números, hay personas, que no merecen seguir viviendo en el frio de la indiferencia.


jueves, 2 de junio de 2011

Como las grietas del suelo


Si alguna vez han caminado por las calles del centro de Antofagasta, se habrán dado cuenta de la gran cantidad de grietas que tienen las veredas. Es difícil caminar con tanto hoyo en la calle, las mujeres con tacos sufren todos los días los sinsabores de recorrer calles totalmente destruidas y abandonadas. Si te desplaza a una población veras que no hay veredas, la gente camina por el medio de la calle exponiéndose siempre a graves accidentes. La pregunta que nace es quien es responsable por el cuidado de las calles ¿el gobierno regional o la municipalidad? Es casi incomprensible que en una ciudad industrial pujante, que se convierte rápidamente en un punto estratégico de negocios en la región y que además es la capital mundial de la minería, nadie se preocupe de la prolijidad de nuestras calles aunque sea por buena imagen.

Esto me hace pensar en algo más profundo. ¿Quién se hace cargo de las grietas de nuestra sociedad? Así como en las calles, las grietas no dejan avanzar, en el tejido social tampoco. Las grietas son más dolorosas en una sociedad excluyente y que cobra cada día miles de heridos. Las grietas son profundas en una ciudad con una concentración económica líder a nivel nacional, que en su estructura es tan segregada  como para alejar por kilómetros a ricos de pobres.

La grieta que se abre asecha como trampa de cazador, esperando para atrapar a su presa hasta que venga su verdugo, o hasta que un depredador más grande que la victima acabe con ella. Puede parecer una alegoría un poco dura, pero no por eso menos cierta. Quizá no siempre hay mala intención, pero el sistema funciona así, mientras unos suben muchos bajan y se quedan atrapados e indefensos. Algunos lograrán salir con mucho esfuerzo, pero ese número tiene un techo, limitado por las probabilidades.

Antofagasta es una ciudad con mucho dinero. Capital mundial de la minería, ciudad pujante como plataforma de negocios con nuestros países vecinos y asentamiento de las más grandes multinacionales existentes, es claramente una ciudad poderosa económicamente. Sin embargo, dicha modernización y poder no les llega a todos. Es cierto que hemos avanzado, pero la desigualdad es enorme, la diferencia de oportunidades es profunda y la segregación social dolorosa.

Esa es la grieta de una ciudad que deja en ella muy poco de lo que produce, y de lo poco deja mucho en un grupo pequeño, dejando a la mayoría casi solo con sobras. Es injusto y doloroso y como siempre, nadie se hace cargo. Porque todos quieren ser parte de la solución, pero pocos quieren luchar de verdad contra el problema, nadie quiere correr la carrera pero todos quieren estar en el podio.

Así, nuestras autoridades políticas, comunales y regionales, quedan en deuda con nosotros los ciudadanos, porque ninguno de ellos parece estar pensando en cambiar las cosas, tampoco nuestros parlamentarios, que piensan más en Santiago que en nuestra región, piensan más en el poder de sus partidos y en sus pretensiones presidenciales que en estrategias para mejorar la distribución del ingreso, disminuir la desigualdad y la pobreza y acabar con la segregación social, desde los lugares que a cada uno les corresponde.
Asi como las grietas de la calle no nos dejan avanzar, las grietas de nuestra sociedad también nos atrapan, dejando muchos lesionados en el camino.

martes, 26 de abril de 2011

Esnob


Esnob: Persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos. U. t. c. adj.  Esta es la definición que la real academia de la lengua española admitió hace ya varios años. Proveniente del anglicismo Snob, esta palabra tiene una interesante historia. Según la versión más difundida de su origen, esta palabra nace cuando las Universidades de Princeton y Cambridge se vieron obligadas  aceptar entre sus estudiantes a jóvenes sin título nobiliario, entonces en la lista se colocaba el nombre del estudiante y la abreviatura s/nob que quería decir, sin título de nobleza.

Desde entonces este adjetivo se ha utilizado para aquellas personas que imitan los gustos y lujos de los ricos sin serlo. Aquellos que se visten con marcas caras, que hablan como ricos, que comen lo que los adinerados llaman exquisiteces y todas esas cosas.

Ahora, todo lo que hay detrás de este concepto es una brutal exclusión. Porque son los adinerados y poderosos los que en el fondo dicen: “somos especiales, distintos, con gustos y practicas exclusivas de los de nuestra clase y todo lo que puedes hacer tu es imitarnos, porque  nunca serás como nosotros”. Hoy el esnob es querer ser “cool” (otro anglicismo nefasto) sofisticado, bakan, macanudo, etc., según la palabra que prefieran.

Y estamos todos un poco “esnobizados”. Todos con Blackberry conectados a twitter todo el día, comprando entradas de 1 millón de pesos para ver a Paul McCartney, pendientes der cada detalle sofisticado de la boda real, con ropa de marcas, comiendo sushi e locales del barrio alto, etc. Nos estamos llenando de lugares exclusivos y excluyentes, donde entrar o pertenecer te da un status distinto, como si te hiciera mejor que los que no pueden entrar. Hemos puesto barreras para sentirnos especiales, sin dejar que otros pasen. Que no se les ocurra venir, solo van a flaytear el lugar. Decirle roto a la gente se ha convertido en un hobbie para muchos, que andan clasificando y etiquetando a la gente según sus ingresos económicos y sus gustos. Según el agua mineral que toman y la peluquería en la que se cortan el pelo.

Basta ya, nos obligan a tener. Te hacen sentir que para ser alguien debes seguir una moda, hablar determinadamente y seguir los gustos de un par de ricachones a los que se les ocurre que algo es “in” o “out” según como se levanten. Pura exclusión. Y después nos quejamos de las desigualdades económicas y de la falta de solidaridad. Si a cada segundo te etiquetan, si te miden como si fuera una prueba a cada segundo.

El dinero corrompe y excluye. A Cristo nunca le gusto el dinero. Quieren dominarnos, quitarnos los sueños, atomizarnos hasta que ya no podamos vernos. Nos ponen como enemigos y distintos para que no podamos cambiar el mundo. Para que el amor no prospere ni libere. Nos hacen esclavos del dinero y la moda, porque saben que nos morimos por pertenecer a algo, que nos sentimos solos y buscamos aceptación. Porque somos tan individualistas que nos hemos quedado solos y buscamos consuelo en los clubes exclusivos, donde podemos pertenecer y ser especiales. Nos quieren dominar, pero aquí estamos de pie, luchando, no con odio, sino, con amor. Usando su mismo sistema, pero desafiándolo a la vez.


miércoles, 20 de abril de 2011

Esa peligrosa radicalidad


Del blog territorio abierto de Jesuitas en formación, visita su pagina web. Por Cristobal Emilfork sj, Periodista
Cuando se habla de radicalidad solemos pensar en extremos, en posturas que no se transan, en valores que permanecen incólumes por los siglos de los siglos, y por los cuales aquéllos que se consideran “radicales” están dispuestos a morir.
La radicalidad huele a entrega, a decisión, a sacrificio… a firmeza de carácter.
Pero a veces en su nombre también se amparan la intransigencia, la miopía, la incapacidad de dialogar, y un gigantesco “prejuicio” tatuado en la frente, y quizás también en los ojos. Ojos que nos cierran a lo nuevo, y que asumen categorías inamovibles, aterradoramente conservadoras. Conservadoras de la intolerancia y de la “etiquetización” de las personas, de los grupos sociales, de la humanidad.
Creo que hoy corremos el riesgo de ser peligrosamente radicales… en ese segundo sentido del término.
Sin embargo, la verdadera radicalidad parece marchar en un sentido contrario. La verdadera radicalidad parece vestirse con el traje de la humildad, ponerse los zapatos de la apertura y lleva la tolerancia inscrita no en la frente, sino que en el corazón.
La radicalidad de quien es capaz de reconocer la verdad presente en el otro con el que se discute. La radicalidad de aquél que pone en duda sus supuestos conocimientos infalibles, la radicalidad de quien sabe que el mundo es mucho más que las etiquetas que desfilan por nuestros medios de comunicación y que en un insensato afán simplificador cuelgan adjetivos sobre todo y todos para hacer más digerible la realidad.
La verdadera radicalidad no es presa del miedo que puede acampar bajo la aparente convicción. La radicalidad sabe que los de derecha pueden hacer bien las cosas, así como también los de extrema izquierda.
La radicalidad piensa que quizás sí se le puede dar mar a Bolivia, que el caos no necesariamente arribará con Ollanta en la presidencia del Perú. La radicalidad va más allá de criticar la insensatez de Van Rysselbergue o de pensar “terrorista” cuando escuchamos mapuche en la televisión. La radicalidad despercude nuestros prejuicios y nos abre a la novedad que lleva consigo cada ser humano, cada día, en cada minuto.
Es lógico que hoy la radicalidad surja entre nosotros. Si vivimos en tiempos en que algunos políticos no piensan en el bien común sino en la ganancia personal, en que algunos sacerdotes no respiran Evangelio sino que poderío, abuso o corporativismo, o en que algunos medios no pasan noticias sino sólo publicidad, es lógico que dudemos. Es lógico que busquemos certezas dónde afirmarnos, sitios donde guarecernos frente a ese tsunami que cuestiona todo, absolutamente todo.
Pero la radicalidad verdadera nos pide seguir creyendo. Seguir creyendo en el otro. Y clama porque no (nos) encasillemos. La radicalidad nos invita a sentar en la misma mesa a prostitutas y guardianes de las buenas costumbres, a obreros y a empresarios, a momios y a rojos. Porque ella no teme ser cuestionada, decir la verdad sobre su inmensa miseria y pedir ayuda para seguir caminando cada día más abierta, cada día más verdadera.

lunes, 11 de abril de 2011

Lo que hay detrás de Karadima



Este es un post que escribo pensando en las victimas de las desfiguraciones del evangelio. Porque Cristo vino a incluir y liberar, no a someter ni dañar. Porque Cristo hizo ver a los ciegos y brillar la verdad, el secreto y la ignorancia son contrarios al evangelio de Cristo.

Trabajo hace diez años en comunidades eclesiales de base, en grupos y movimientos católicos. He recorrido Chile en misiones y encuentros, y claramente, el caso Karadima es un impacto tremendo en la vida pastoral, no por el honor perdido como creen algunos, sino, porque es una falla, un error que no supimos evitar como iglesia. Porque es infidelidad con el mensaje liberador de Cristo y porque se daña a inocentes.
Pero los abusos sexuales y la lenta acción de algunas autoridades eclesiales tienen su punto de partida en equivocaciones y distorsiones anteriores. Conozco gente que visito alguna vez la parroquia del bosque y vieron el raro clima que se vivía en aquel lugar. Karadima era visto casi como santo, había una reverencia total hacia el. Esto que puede parecer bastante banal no lo es tanto. Muchos le hicieron ver a los obispos de la época estos hechos, que son al fin y al cabo, una distorsión del rol de los sacerdotes. La palabra del cura no es verdad absoluta, es Cristo la única verdad. La comunidad no está al servicio del cura, sino, el cura al servicio de la comunidad. Una educación espiritual que involucre el pensamiento crítico, que alimente el discernimiento espiritual de lo bueno y lo malo, de lo que nos acerca y nos aleja de Dios, es fundamental en el ministerio sacerdotal y en toda practica pastoral cristiana. Porque Cristo nunca negó la razón, más bien la uso y la promovió, la fe involucra a la razón, por más que a veces escape de ella.

Esta distorsión de la visión del sacerdote, facilita el secretismo, los abusos y las equivocaciones. Porque el pastor se vuelve incuestionable, venerable y centro de la fe, que no es otro que Cristo mismo. Entonces la comunidad se vuelve cultivo de poderes mal entendidos, de caprichos y de desviaciones. Se puede hacer lo que se quiera, nadie me cuestionara, nadie dirá nada, todo parece bueno, y si no, es palabra del cura, el sabrá porque lo hace.

Y son estas cosas las que la iglesia debe vigilar. El sano ejercicio del sacerdocio o de cualquier ministerio pastoral que ejerza un consagrado o un fiel en la iglesia, se basa en su compromiso radical con Cristo y su evangelio, siendo testimonio de verdad y humildad, procurando presentarles al  Padre que Cristo presento, un Dios de Amor, que envía a su hijo a liberar al mundo de la esclavitud del pecado, que ama al pecador y al excluido.
Si hay algo que Cristo siempre cuestionó fue el anquilosamiento del poder, cuando este se sirve a sí mismo y no al prójimo. Y lamentablemente sobre todo en la  vida eclesial clase alta chilena, el poder tiene demasiado lugar.

Karadima no solo fue castigado por abusador, sino, por mal sacerdote. Su círculo cercano fue intervenido porque se sospecha de la inidoneidad de su itinerario formativo, que puede no estar siendo una herramienta eficaz para mostrar el amor de Dios ni contribuir a la construcción del reino. Que fue lo mismo que pasó con los Legionarios de Cristo y Marcial Maciel, que construyo un imperio para desarrollar sus mas pervertidas practicas.
Y es en esto donde se quiere avanzar. La vida religiosa y laical debe guiarnos y guiar a los demás hacia Cristo, y para eso hay muchos que luchan y han dado la vida, a ellos mis saludos y mi unión en la construcción del reino. A.M.D.G

miércoles, 16 de marzo de 2011

Con los brazos abiertos

Un reportaje de un canal de televisión sobre la problemática realidad de los migrantes en Antofagasta, me invita a escribir nuevamente sobre esta situación.

En Antofagasta residen legalmente más de 1100 migrante de distintas nacionalidades, se estima que este año ya han entrado más de 300 ilegales. Solo el año pasado se expulso del territorio nacional más de 500 migrantes irregulares. Estos números son una muestra clara de una realidad que no se puede negar. El fenómeno de la migración llego a la ciudad para quedarse y debemos aprender a hacerle frente y convivir con ella. En el pasado fuimos los chilenos los que llegamos a otros países, ahora, nuestra estabilidad política y económica principalmente gracias al cobre, frente al caos de América latina, nos hace lugar preferido para buscar nuevas esperanzas y horizontes, por más que dichos sueños solo queden en eso solo en sueños.

Pero pareciese que nuestro país, nuestra gente, no está preparada para asumir la migración de nuestros hermanos latinoamericanos de una manera fraterna. Nuestros hermanos peruanos son constantemente victima de burlas las, a los bolivianos los tratamos como inferiores, a los afroamericanos los tratamos de traficantes o prostitutas en el caso de las mujeres. Se salvan los argentinos, a los que solo tratamos de chantas. Claramente no puedo generalizar en esto, pero digamos que la mayoría reacciona de esta manera. A los turistas los recibimos bien, mejor aun si son europeos altos y rubios. Pero a aquellos que llegan buscando nuevas oportunidades, parecemos cerrarles las puertas.

Y quiero centrarme en los latinos que llegan a nuestro país, entendiendo que nos llegan visitantes de todo el mundo. Y en especial en lo que pasa en Antofagasta, donde los números que arriba expuse, corresponden mayoritariamente a peruanos, colombianos y ecuatorianos, estos dos últimos, en su mayoría de ascendencia afroamericana.

Es cierto que muchas mujeres que llegan terminan trabajando en el comercio sexual, que cada dia tiene más y mejores clientes gracias a los altos sueldos de la minería y sus servicios asociados. Es verdad que también entra mucha droga con los extranjeros y que muchos hombres son proxenetas de mujeres prostitutas. Pero también es verdad que no son todos, ni siquiera la mayoría. Es más, la mayoría de las veces llegan a nuestro país con la intención de encontrar trabajo, pero la exclusión de la que son víctimas los empuja muchas veces a tomar decisiones equivocadas. Es también verdad que no tenemos sensibilidad ante su realidad. No viene a otro país por tener una aventura en la vida, vienen buscando una mejor vida. Porque en sus países la cosa esta peor que aquí. Si nos quejamos del gobierno y las pocas oportunidades, de la delincuencia y la droga, imagínense como es la situación en el resto de América latina, que tantos viene aquí arrancando de los mismo.

La prostitución, la droga y la delincuencia son, en primer lugar, un producto nacional, que no necesita ser importado, porque ya esta instalado, en segundo lugar, es un producto de la exclusión, de un sistema económico y social cruel y hegemónico, que no permite alternativas, o que de haberlas, las devora tan rápido que no alcanzar a ser una amenaza.

La migración es un fenómeno que debemos afrontar como país. Debemos modernizar nuestros controles fronterizos, crear una política migratoria seria e incluyente y sensibilizarnos ante el crudo panorama que vive gran parte de la región, donde la pobreza y la exclusión han provocado una herida que ha dejado demasiados heridos.

A nivel gubernamental, tampoco estamos preparados para la gran llegada de migrantes a nuestro país. En Antofagasta solo había 2 funcionarios en extranjería, que no daban abasto con la demanda de visas y otros trámites y que obligaban a la gente a hacer filas desde las 2 de la mañana en la calle. Carecemos de una política migratoria seria no tenemos controles sanitarios ni incentivos profesionales o demográficos, tampoco desincentivos en caso de que no podamos recibí mas gente. En fin no hay política.

Y por ultimo existe necesidad de sensibilizarse ante esta realidad hay que ser mas acogedores porque muchos vienen buscando una vida mejor porque en su tierra no la tienen. Vienen madres solteras con sus hijos o sin ellos esperando armarse económicamente para poder traerlos. Vienen padres y familias enteras buscando oportunidades una vida buena, con paz y algo de felicidad, escapando del sufrimiento, y ante eso que se nos despierte el racismo y un nacionalismo rasca es verdaderamente vergonzoso. Que los que vengan sientan que los recibimos con los brazos abiertos para no generar más exclusión ni empujarlos a cometer errores. Así con los brazos abiertos

jueves, 10 de febrero de 2011

El Leproso


REFLEXIÓN DE LA LECTURA BÍBLICA MARCOS 1, 40-45 SANACIÓN DE UN LEPROSO

El Hecho

Como es costumbre en Marcos, con pocas palabras y con mucha claridad literaria, nos presenta en la sanación de un leproso, una parte central del modo de proceder de Cristo, que nos invita a ir siempre en busca del excluido, del sufriente, del desposeído.

Este milagro de Jesús nos deja bastantes lecciones, es un texto bastante rico y en el que uno podría hacer bastantes reflexiones. Sin embargo, aquí se dibuja un tema central, que es el deseo de Jesús de incluir al excluido, de entregar amor al que no lo tiene, por más que ese acto de amor signifique romper con las reglas y costumbre sociales de su época,  a pesar de las consecuencias.

En aquel tiempo, los leprosos, así como otros enfermos, eran considerados seres impuros, indigno, por eso eran condenados a vivir lejos de la ciudad, nadie podía acercarse ni tocarlos, pues era motivo de sanción según  la ley de Moisés. En ese contexto, Jesús y el leproso realizan un acto ilícito, el leproso se acerca a él y Jesús lo toca y lo sana, es por eso que Jesús le pide silencio y reserva, para no tener problemas y seguir con su misión. Pero la alegría desbordante del enfermo sanado, lo lleva a contarle a todo el mundo lo que El Hijo de Dios había hecho en  él. Y es justamente este acto rupturista, contrario a las costumbres judías, la que condena a Jesús, a quien según  Marcos, ya no podía entrar en las ciudades, sino, quedarse y predicar solo en las afueras, y acudían a él de todas partes.

Comprensión del hecho

Con este milagro, Jesús nos muestra algo infinitamente esperanzador; está dispuesto a tomar nuestros dolores y sufrimientos para devolvernos a la vida. Porque este leproso estaba como muerto en vida, y al ser sanado por Cristo puede volver a la ciudad, a encontrarse con sus amigos y familiares, puede volver a la vida, ha sido liberado por Cristo. Porque así es el amor de nuestro Señor, gratuito y hasta el extremo, como dijo san Pablo. Jesús toma tu lugar y carga con tus pecados y sufrimientos y te limpia de ellos, y no le importa ser expulsado ni condenado, da la vida para darnos vida.

Por otro lado, Jesús nos  está enseñando como es el amor cristiano, como debemos actuar los que nos llamamos sus discípulos. Su amor se dirige con preferencia a los más pobres y desposeídos, a los que son discriminados por cualquier motivo, a los pecadores, a los sufrientes, a las víctimas, pero también a los victimarios. Por eso se decía de Jesús “este que bebe y come con pecadores”, porque somos nosotros, los pecadores, los destinatarios predilectos del amor de Dios. De los pobres es el reino de Dios, dice Jesús, “felices los que lloran, porque ellos hallaran consuelo”. Ahí está, son todos estos pobres y desposeídos los que más necesitan de nuestro amor  y de nuestra acción. Necesitan que les demos la mano, que los defendamos de la injusticia, que los abracemos cuando se sientan solos y que les sequemos las lágrimas derramadas por dolor.

El llamado de Cristo es a la acción, a la entrega de amor hasta el extremo, a no temer sufrir por la justicia como él lo hizo, a dar la vida para dar vida a otros. Es un llamado que asusta, pero con Dios todo es posible. Somos pequeños y débiles, pero en Cristo está nuestra fuerza. 

miércoles, 26 de enero de 2011

Ah las Regiones, de igualdades y desigualdades


Tras la conflictiva situación en Magallanes por las alzas al precio del gas, van apareciendo otros problemitas que atacan a las regiones. Y claro, en un país centralista como  Chile, donde todo se estandariza a la medida de la capital nacional, las condiciones particulares de cada región quedan desplazadas a simples datos estadísticos.

Y es que al paro indefinido en Magallanes, que ya llegó a su fin tras los acuerdos logrados por la mesa negociadora y el Ministro Golborne, ahora Calama amenaza con salir a la calle con gritos y banderas  negras si no se cumplen los acuerdos respecto a dejar en la comuna el 5% de las utilidades del cobre y una compensación por todos los años en que la ciudad no obtuvo ningún beneficio como zona productora, además de ser declarada zona extrema.

Yo mismo he bromeado con hacer de la II región estado federal. Seria genial para nosotros, todo lo del cobre para la región, además de potenciarnos aun mas como plataforma de negocios a nivel mundial, poder hacer alianzas estratégicas y económicas con argentina Bolivia y Perú. Un paraíso. Pero ¿y qué  pasa con los miles de chilenos que se benefician con lo que produce esta región? ¿No sería poco solidario y muy egoísta acaparar todos los beneficios?

Entonces es aquí cuando un comienza a clamar por la descentralización del país, mayor autonomía para las regiones, IPC regional, mayor capacidad para celebrar contratos y convenios con otras Regiones y con privados para favorecer su crecimiento económico, estabilidad laboral, disminuir la pobreza y mejorar calidad de vida de sus habitantes.
Cuando echo mano a mi Constitución Política de la Republica y leo su artículo 3 inciso 2° encuentro lo siguiente: “Los órganos del Estado promoverán el fortalecimiento de la regionalización del país y el desarrollo equitativo y solidario entre las regiones, provincias y comunas del territorio nacional.” Ahora ¿hay realmente esfuerzos por cumplir esta norma constitucional? Es una pregunta legítima cuando vemos que en el congreso duermen proyectos de ley respecto a elección popular de autoridades regionales como intendentes o gobernadores y cuando, en realidad, todo funciona desde el “centro” del país.

Entonces, lo que hay definitivamente detrás de todas estas revueltas ciudadanas, es una total negación del Gobierno (y de los anteriores) de reconocer la inexistencia de una verdadera agenda de descentralización, basada en las necesidades y virtudes de cada región, provincia o  comuna. El ejecutivo y los parlamentarios deben abrir los ojos y comprender que cada ciudad del país tiene sus propios conflictos y oportunidades y por lo tanto, no pueden ser tratadas como iguales.

Desarrollo solidario y equitativo, y en el sentido más clásico de equidad, ese que indica que no se pueden tratar igual dos cosas que son desiguales, ergo, entre una región pobre y otra rica, debe favorecerse el desarrollo de ambas con la mayor igualdad posible, y para eso, hay que tratarlas de manera desigual.




sábado, 15 de enero de 2011

Elección de carrera

                                                
Me imagino las miles de cosas que deben pasar por las cabezas de tantos imberbes  estudiantes egresados de cuarto medio, mientras deciden qué carrera elegir como futura profesión. A corta edad debemos elegir lo que haremos, seguramente, por los próximos 50 años de nuestra vida, a que dedicaremos nuestro tiempo y sacrificio, de qué forma pasaremos por este mundo, si atendiendo enfermos o en una oficina tomando decisiones importantes. Es algo fuerte si uno lo toma desde ese punto de vista.

La elección de carrera aparece como algo mucho más profundo que optar solo por qué carrera estudiar o si será en la universidad o en instituto, o si no estudiar y mejor trabajar, o emprender con un proyecto propio, etc. Y cuando pensamos que estamos sometidos a demasiados estímulos que nos llevan a pensar en el éxito personal excluyendo el bien común, se vuelve algo preocupante.

Elegir carrera no es fácil, a esa edad se desconocen muchas cosas que son fundamentales para esa elección. Pocos tenemos claro, a esa edad, que queremos hacer de nuestra vida, no tenemos grandes proyectos y no tenemos claro ni siquiera para que somos buenos. Uno elige carrera siguiendo al padre, o, en la mayoría de los casos en que uno es primera generación universitaria, siguiendo a amigos, tendencias, encuestas y una serie de elementos objetivos que pocas veces tienen que ver con el desarrollo práctico de la profesión. Unos te dicen que te guíes por el campo laboral, otros por el sueldo, la proyección, el status socio-económico, etc. Otros te dirán que te realices con lo que más te gusta, pero son pocos los que te guían a un equilibrio entre algo que te guste, sea factible y sobre todo, ayude a otros.

Extrañamente, la elección de carrera no se asocia mucho a la elección de profesión. Cuando entre a estudiar derecho, la mayoría desconocía el quehacer diario del abogado, y sé que en muchas carreras pasa lo mismo. Una vez un amigo me conto que cuando entro a estudiar sicología, la mayoría declaró en el primer día de clases, haber entrado en la carrea para auto descubrirse y comprenderse, cosa que en realidad, según sicólogos, no sucede, porque el objetivo es otro.

¿Qué pasaría si comprendiéramos que la elección de carrera implica una opción de trabajo y que con ese trabajo se puede ayudar o perjudicar a muchos? Nuestra opción debería estar encaminada a encontrar un buen lugar donde servir, encontrar el camino marcado por nuestros dones y cualidades, pero también, que contenga sacrificios para ayudar a otros. 

Debemos descubrir donde nos quiere poner Dios para mas amar y mejor servir. Tengo un amigo que podría tener mucho éxito como ingeniero aquí en Chile, pero decidió postular a Un Techo para mi País en Venezuela, para abrir la oficina de esta institución en ese país, agitado y complejo. El está tratando de servir donde más se necesita. No se trata de siempre irse de aquí, necesitamos  mucho y a muchos para pensar eso. Pero a veces el éxito nos aleja del bien, y si aprendemos a celebrar el fracaso, podremos hacer mucho mas por los que sufren y necesitan. Una elección de carrera es una elección de camino, delo medio para llegar al máximo bien.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Viejo Querido (con comentario incluido)



Publicado por Jorge Navarrete en  El Post el 24 de noviembre


No puedo escribir algo que sintetice mejor la vida y obra de este hombre, por eso repito aquí lo que escribe Jorge Navarrete, para comentarlo al final del articulo


Nacido el 21 de octubre de 1927, Sergio Valech Aldunate se convirtió en uno de los sacerdotes que más ha prestigiado a la Iglesia Católica. Proveniente de una familia muy acomodada, y contrario a lo que muchos piensan, se trató de un hombre que estuvo más cerca de las ideas y sensibilidades políticas de la derecha.



Quizás por eso es que en una época muy difícil para nuestra patria tuvo todavía más valor su profundo testimonio en favor de la libertad, la vida humana y la defensa de los derechos humanos.
En efecto, monseñor Valech tuvo que presidir la Vicaría de la Solidaridad en momentos particularmente duros de la dictadura, enfrentándose con coraje a las autoridades de la época y a una clase política que adhería al régimen militar.



Años después, y durante el gobierno de Ricardo Lagos, aceptó presidir la Comisión sobre Prisión Política y Tortura (también conocida como la “Comisión Valech”), la que emitió uno de los informes más desgarradores que he leído en mi vida. La fortaleza moral de este pastor, su reconocida ecuanimidad, sumado a su constancia y prudencia, permitieron que ese texto publicado en 2004 se constituyera en uno de los hitos más significativos en la reivindicación de la libertad y la dignidad humana; el que hoy –después de años en que se intentó ocultar la verdad- ningún hombre o mujer de buena voluntad se atrevería a poner en duda.



Pero quizás la faceta más desconocida de monseñor Valech se refiere a su infinita generosidad. Dueño de una muy importante fortuna, pocos saben cuánto hizo este hombre por ayudar a los más pobres y desamparados. Son innumerables las escuelas, consultorios médicos y viviendas sociales que se construyeron con sus anónimos aportes. De la misma forma que colaboró durante muchos años con otro centenar de fundaciones y personas que dedicaron su vida a luchar contra la pobreza.



A los 83 años de edad falleció un príncipe de la Iglesia, al que recordaremos con admiración, alegría y profunda gratitud.

 Mi comentario...testimonio del señor

La importancia de monseñor Valech en la historia mas reciente de Chile es, realmente, invaluable. No solo por su gran lucha por los derechos humanos, sino, por el testimonio y los valores que esta lucha implican. Radicalidad en Cristo, luchando por los pobres y por la verdad mas allá de sus convicciones políticas, porque su primera convicción, y la que lo movía en todo, era su amor por Cristo y su compromiso por cumplir su voluntad, transmitir su amor. Monseñor Valech, no es una isla en la Iglesia ni un bicho raro, es el testimonio real del amor de Dios. Y como el hay muchos, mas anónimos, con menos relevancia y tal vez con menos correccion  política. Ha tantos cristianos y sacerdotes que dan su vida por el evangelio, tenemos a los mártires del Salvador, a sacerdotes y fieles colombianos que se entregan como moneda de cambio por los secuestrados...etc. 
Asi, como hay testimonios de errores grandes en la iglesia, también los hay de fidelidad a Cristo y de amor a los hombres. Y este hombre, que sale mucho menos en las noticias que tratar a una ministra de gobierno de Nazi, es un verdadero testimonio cristiano, de sacerdote, de iglesia.