Una mesa para todos

En un mundo lleno de etiquetas y grupos excluyentes, se hace necesario hacer un lugar en la mesa para el marginado, para que deje de comer migajas y se siente junto a otros a la mesa. Incluir al Excluido es la tarea en este mundo. Salgamos en búsqueda de los que no están, hagamos un lugar al marginado en la mesa de la felicidad.

martes, 30 de noviembre de 2010

Indigencia, escándalo visible.


Una singular campaña de MIDEPALN para promocionar el catastro calle 2010, donde se publican gigantografias en la calle de personas indigentes, desato un debate sobre la idoneidad de la campaña gráfica, cuestionamientos al gobierno y muchas otras reacciones. Sin embargo, creo que poco se ha hablado de la indigencia misma.

Uno se sorprende que haya gente que agradece la campaña, porque le ayuda a entender la indigencia y que, el mismo ministro Kast, declare que la campaña busca hacer visible la indigencia. Yo te pregunto ¿Cuánta gente has visto durmiendo en la calle? De seguro más de 10 en toda tu vida, y de seguro me quedo ultra corto con el número. El problema, es que, a pesar de ver, no nos escandaliza. Que otro ejemplo más claro de la “visibilidad” de la indigencia que el Hogar de Cristo, que todos conocemos, que nace como refugio de personas en “situación de calle” (aunque me cargue esa denominación).

La pregunta es ¿por qué no nos escandaliza ver gente viviendo en la calle?  A veces, creo que nos hemos acostumbrado a las fallas de nuestro sistema. Que creemos que la gente de la calle esta ahí porque se lo merece, porque hizo las cosas mal, que es parte de la vida, que siempre existirán personas asi, que se yo. Y tal vez, los más seguro es que la gente indigente o en situación de calle (como nos gusta decir) haya cometido más de algún error en la vida. Y justamente es ahí donde aparece la crueldad del sistema y de esta sociedad individualista. Los errores no se perdonan, estamos marcados por la eficiencia y por los esquemas trazados. Si te equivocas o eres distinto estas condenado al fracaso, o a desgarrarte en el intento por revertir ese resultado.  Y a veces la solidaridad no alcanza para el que se equivoca ni para el que por razones ideológicas, culturales, étnicas, económicas, religiosas, etc., tiene mil obstáculos mas que saltar para acceder a las mismas oportunidades que otros.  Hablamos de la sociedad de las oportunidades, pero ¿ quién nos da la oportunidad de cambiar y mejorar?

Pero como todo está ahí, donde parece que siempre ha estado ¿para qué cambiarlo? Entonces el sufrimiento ajeno parece un elemento por  defecto, algo que no se puede cambiar, o no se quiere. Y la verdad, es que las palabras del padre Hurtado, sobre el sentido de urgencia, se vuelven más urgentes que nunca. No es normal que haya gente durmiendo en la calle mientras otros duermen en sabanas que cuestan más que darles camas a 50 personas. Eso es un escándalo, Cristo no acepta ni aceptara eso.  Pero es difícil, la sociedad se deshumaniza y el sistema en pleno nos quiere convencer de que todo está bien, que todo es normal, que exista un sufrimiento marginal que como la cesantía, es estructural. Mentira. Nadie merece vivir en una pobreza que le hace daño, ni nadie merece vivir en una riqueza exagerada, que no hace más que cubrir sus carencias interna y congelarle el corazón ante el sufrimiento humano.

Hay que escandalizarse, somos parte de un sistema enfermo y que para ser sanado, necesita que nos convirtamos en glóbulos blancos atacando el virus, multiplicándonos para enfrentar una gran infección. Hay que accionar, es urgente, moverse, demostrar descontento y hacer algo por ello. Lucha contra la pobreza y exclusión. Como abogados, busquemos justicia; como médicos, demos salud; como políticos, propiciemos equidad y justicia; como voluntario, entrega el alma en tu labor. Actuar para mover un cambio es urgente. Mirar al lado para ver la realidad sufriente es el primer paso, sin necesidad de gigantografias, el dolor real es el verdadero gigante

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